Educar es una de las acciones y proyectos más complejos que cualquier ser humano puede emprender, debido a que no existen estándares rígidos en cuanto a maneras y métodos para ello. Ante tal situación, quien se dedique a tan noble actividad, deberá iniciar un arduo camino sobre el ensayo y error, siempre bajo la orientación de profesionales como psicólogos y pedagogos.

Uno de los aspectos que siempre sale a la luz cuando se hace referencia a este tema, es el equilibrio que debe existir entre afecto y disciplina; el primero forja el carácter y el segundo, nos permite autoaceptarnos y consolidar una autoestima saludable. Los límites juegan un rol trascendental, determinando  que cada sujeto susceptible de formación, alcance la autorregulación y control de su conducta; así también, favorecen el desarrollo de patrones firmes en cuanto a normas y reglas se refiere.

No se debe obviar el reforzamiento positivo, en el que las personas reciben recompensas, ya fueren materiales o espirituales por su comportamiento; esto facilita que el mismo se repita y convierta en un hábito. También cobra significado la estimulación, desde edades tempranas, para el despliegue del pensamiento divergente, la capacidad de autocrítica y la mejora continua de habilidades en el orden intelectual.

Una de las formas más seguras de articular en los niños y niñas, una personalidad coherente, autodeterminada y estable; es el hecho de cubrir sus necesidades emocionales, culturales, materiales y del orden subjetivo en general. Una familia disfuncional es el estímulo idóneo para el desencadenamiento de síntomas y patologías que alteran el ciclo de la historia individual de cada infante o adulto.

Por estas razones, debemos hacer un alto y de manera introspectiva preguntarnos qué tan efectivos hemos sido en el intento de ser modelos para nuestros hijos, nietos, sobrinos o alumnos; para de una vez, reestructurar nuestras actitudes, enfocándonos en el perfeccionamiento de las relaciones sociales y la comunicación que establecemos con ellos.

Seamos empáticos y de seguro la educación generada, será más viable, sólida y consistente.