Este 2020, inició con una noticia que ha perturbado la mente de todos los seres del planeta, dejando de manera exclusiva un concepto que atemoriza a cada persona y desdibuja la sonrisa de quienes lo piensan: ese es el Covid-19. Ante la incertidumbre de muchos, sobre los síntomas, las medidas de prevención y también el índice de morbilidad; se han gestado una serie de conductas en los ciudadanos de todo el mundo, que son tan alarmantes como el virus mismo; las cuales resultan de la llamada cuarentena o período de aislamiento. Sin embargo, sabemos que de todo lo negativo, pueden surgir oportunidades que nos lleven a reflexionar y también a modificar nuestras actitudes. 

En países como España, Italia y Portugal la distancia física, ha hecho que se acorte la distancia emocional; se puede observar cómo los ciudadanos de esas regiones, salen a sus balcones y comparten con sus vecinos sus dones y talentos. En las redes se aprecian videos en los que estos pobladores, se unen en concierto para deleitar y disipar el dolor de quienes sufren la penuria de la restricción. Ahora la gente se mira desde una perspectiva diferente, hoy se valora más el abrazo, la palmada en la espalda como señal de confirmación, y el beso genuino como muestra de afecto. Ha llegado la oportunidad de hacer un alto y mirar dentro de nosotros mismos, de manera que entendamos que somos seres sociales, con capacidad de estar unidos, de decir una frase de aliento y de estar al lado de quienes más nos importan. 

No seamos prisioneros de la apatía, la depresión, la desesperanza; en su lugar, hagamos aquello que tanto nos gusta, pero para lo cual nunca hay tiempo; seamos productivos y utilicemos estos días para concientizar lo que somos: seres humanos.